San Valentín, San Valentín… ¿qué celebramos realmente? ¿Qué
nos mueve dentro para la celebración? ¿Los anuncios de la televisión?, ¿las
tiendas llenas de corazones?, ¿qué sale de nosotros realmente? Todos los días
debieran ser San Valentín, disfrutar del amor que tenemos dentro tengamos o no
pareja. Un día al año se celebra el día de la madre… hum… uno el del padre, en
Navidad nos volvemos locos con los regalos… ¿y el resto de días? ¿Seres grises
que trabajan de lunes a viernes esperando a que llegue el fin de semana para
desbocar nuestras ansias de tomar el control de nuestra propia vida? ufff tomo aire... y sigo ¿Y si
todos los días fueran viernes? No lo son, pero podemos vivirlos como tal.
Si nuestro trabajo nos drena la energía y vitalidad… ¿habrá
que cambiar de trabajo? Sólo es una suposición. Es más, ni hace falta cambiar
de trabajo, sólo es hacer un click en un interruptor de nuestro cerebro y lo
mismo que estuvimos haciendo hasta hoy… ahora la perspectiva es diferente.
Lo mismo pero con otros ojos. Y sí, es posible. Y si sigue sin gustarte tu
trabajo… seguro que en tu interior late algo por salir al exterior. Quizá no es
algo para vivir de ello, pero ¿por qué no hacerlo cada cierto tiempo? Cada vez
te plazca. Pues no sé, quizá quieres hacer un blog de bricolaje desde hace
lustros… ¡pues hazlo! … o a lo mejor quieres estudiar patronaje desde que eras
adolescente ¡hazlo!. Yo realicé un cortometraje cuando me di cuenta de que
llevaba 13 años queriendo hacer uno… y sí, lo hice. [Aquí dejo el link, por si
alguien tiene la valentía o curiosidad de verlo: https://vimeo.com/81146370] Nadie dice que sea fácil. De
hecho ese cortometraje me costó terminarlo y así lo hice… 4 años después. Ahora
lo veo y no lo haría igual… pero eso lo puedo decir ahora que lo hice. Al final me quedo con todo lo que aportó
a mi vida, todo el aprendizaje y una nueva visión sobre el cine… todo lo que
hacemos nos construye. Y como dicen, mejor arrepentirse de haberlo hecho.
…y todo empezó con San Valentín y terminó en que nos dejemos
sentir y hagamos lo que en profundidad late en nosotros.
En realidad vamos a terminar con la receta de hoy que es
como muy aparente y terriblemente sencilla. Y si no tienes estos ingredientes,
puedes cambiarlos por los que tengas en casa… no nos limitemos <3
Ingredientes:
2 filetes de pechuga de pollo finos
1 mango
1 cebolla
150 gr de champiñones
1 manojo de espárragos trigueros
25 gr de queso crema tipo Philadelphia (opcional)
anacardos (un puñadito)
aceite de oliva
pimienta negra
sal
sal en escamas
palillos (para sujetar los rollitos)
Preparación:
Se colocan ambos filetes en una superficie lisa y se salpimientan
y aplanan ligeramente.
Untamos la mitad central, en sentido longitudinal, con el
queso crema.
Cortamos el mango en tiras y ponemos dos tiras, a lo largo,
en el centro de cada filete encima del queso crema.
Cortamos en láminas los champiñones bien limpios y, en una
sartén con un chorrito de aceite, los rehogamos hasta que estén dorados.
Echamos un pellizquito de sal.
Disponemos las láminas de champiñones sobre el mango.
Ahora comenzamos a
enrollar desde uno de los lados, apretando bien, pero sin pasarse mucho ;).
Para sujetar el rollo nos ayudamos de unos palillos atravesando oblicuamente la
carne.
En una sartén limpia con un chorrito de aceite, yo uso
aceite de oliva, cuando esté bien caliente ponemos los rollitos y dejamos que
se hagan lentamente hasta que doren por todos los lados. Puedes tapar un poco la sartén, para que se cocinen bien en el centro.
Mientras tanto, con el mango que nos sobró vamos a aprovecharlo con una
salsita: Cortamos la cebolla en cuadraditos o brunoise y la pochamos en una
sartén con un chorrito de aceite de oliva (… ya van tres veces en la receta!).
Cuando esté transparente añadimos el mango cortado también en cubitos. Y
dejamos que se haga a fuego lento durante 5 minutos.
Y otra vez preparamos una sartén limpia y la ponemos a fuego
fuerte… ¡con un chorrito de aceite! Cuando esté caliente echamos los
espárragos. Dejamos que se cocinen, el tiempo depende del grosor. Echamos
sal en escamas, si tienes, que le da un toque muy rico.
Ahora tostamos los anacardos en una plancha, esta vez sin
aceite, hasta que estén dorados. Esto hace que su sabor se intensifique.
¡Quedan deliciosos!
¡Y llegó el momento de emplatar!
Ponemos dos cucharadas de la salsa de mango en el centro del
plato. Encima ponemos los rollitos que cortamos, con mucho cuidado, hasta la mitad en ruedas de 2 cm aproximadamente.
Apoyamos sobre el rollo 3 espárragos. Y, a un lado, ponemos
los champiñones salteados. Esparcemos los anacardos por el plato y echamos
pimienta negra molida (si te gusta) encima de todo.
Y… yo lo acompañaría con un cava bien frío… pero esto es
cuestión de gustos :)
Espero que disfrutéis de cocinar el plato… y de degustarlo
más todavía!!!!